UGARTE
Arriba queda indicado casi todo lo que de Amézqueta se puede decir. Si abandonamos la villa por la carretera que la une con : Alegría, nos encontramos con UGARTE, a mano derecha, en la confluencia de los ríos Amézqueta y Bedayo. Estos dos arroyos: se unen precisamente frente a su iglesia parroquial.
UGARTE es un barrio pequeño y humilde. Todo en él rezuma humildad: hasta las dos joyas románicas que custodia: la portada de la Iglesia y una imagen de la Virgen.
En documentos del siglo XVI figura, como en la actualidad, perteneciendo en calidad de barrio, a Amézqueta.
Cuenta con 236 habitantes. Tanto éstos como sus 28 caseríos no han sufrido variación sensible en los últimos dos siglos. Hoy, el excedente de mano de obra busca en los centros industriales vecinos un «trabajo por horas».
La iglesia queda oculta tras la casa parroquial. Solamente la torre asoma sobre su tejado, delatando el carácter religioso de este extraño conjunto.
Fue a finales del siglo XIX cuando alguno tuvo la desafortunada idea de ampliar la casa cural, plantándola delante de la fachada de la iglesia y haciendo desaparecer la parte superior del arco de la portada.
En la Edad Media se conoce a esta iglesia como a su vecina de Bedayo, con el sobrenombre de «Abadía rural». De ahí que los párrocos han conservado el título de ”abad”.
Luís Pedro Peña Basurto, que dio a conocer la doble joya, opina que en Ugarte existió una abadía benedictina dependí ente del Monasterio de Leire. De aquella primitiva iglesia que debió existir en el siglo XI -quizá antes-, no ha llegado hasta nosotros más que su arco de entrada. Sucesivas reformas acabaron por desfigurarla, principalmente las que se llevaron acabo entre los siglos XVI y XVII, que hicieron desaparecer por completo su antigua fisonomía.
Don Sebastián de Insaustí infatigable y competente investigador, nos ha facilitado interesantes datos históricos sobre esta obra. Una carta de pago a Martín de Carrera, otorgada por el maestro cantero, vecino de Abalcisqueta dice: « …por cuanto yo he hecho y fabricado la obra de cantería y carpintería, la obra de Nuestra Señora de Ugarte, que es en la dicha tierra y por las dichas fábricas he de haber lo que en cada año traen los frutos pertenecientes a la dicha iglesia hasta que por entero sea pagado lo que he de haber por la dicha fábrica, como parece por la escritura pública a que me refiero…
En el testamento otorgado en el mes de marzo de 1630 por el mismo maestro cantero, se dice que realizó las obras de cantería y carpintería en la iglesia de Ugarte y que estas obras fueron examinadas por dos maestros nombrados por él y por don Juan de la Gove, mediante mandamiento del Visitador Doctor Zaiba.
En el año 1674 se firmó un contrato con Miguel de Galarza maestro cantero de Amézqueta para que construyera la sacristía y un púlpito en el muro, con algunas otras obras de menor importancia. Todo ello debería finalizarlo para la Navidad de
1675. Se le pagaría por estas obras la cantidad de 153 ducados más 239 ducados que debían los herederos de don Juan de Amézqueta. El terreno necesario para realizar las obras fue cedido por don Nicolás de Lapaza, dueño de la casa solar de, “Ugarte-Aundia”. A lo largo del siglo XVIII se realizaron nuevas obras.
El retablo del Altar mayor lo realizó el “maestro arquitecto” Pedro de Latijera. Fue construido en Hernani en 1684, habiéndose tasado en 1.376 ducados, incluyéndose en este precio la imagen de Nuestra Señora del Rosario.
El 1703 se contrató al escultor de Tolosa Francisco de Barrenechea, para que hiciera las cinco imágenes que iban a adornar, el altar: un Cristo, la Soledad, San Juan, San Francisco y Santo Domingo. La correspondiente carta de pago fue otorgada en 1708 a favor de sus hijas María Clara y Mariana de Barrenechea. Las obras habían ascendido a 104 ducados. El escultor se encontraba a la sazón «mudo e incapaz para cosa alguna de mucho tiempo a esta parte, de resultas de una enfermedad que tuvo».
Este retablo fue dorado el año 1792.
Pero las piezas más valiosas de esta iglesia son el pórtico talla de Nuestra Señora de los Remedios, la «Andra Mari» Ugarte.
El arco -como se ha dicho-, junto con la puerta de sacristía, perteneció a la primitiva iglesia románica hoy desaparecida. Su descubridor, Luís Peña Basurto, lo describe con todo mimo y detalle. «Es perfecto y de gran sobriedad, sin otro motivo ornamental que no sea el lineal. Ligeramente abocinada, esta constituida por tres archivoltas de medio punto y carece de tímpano. Los fustes que constituyen las jambas se hallan coronadas por ábacos apenas biselados, sobre las que voltean las archivoltas de simples platabandas en plena cimbra».
Esta realizado con piedra procedente de la sierra de Aralar.
A la Virgen románica se le llama “de los Remedios”. Su devoción esta muy extendida entre los vecinos de Ugarte y sus alrededores. Sus devotos acudían a ella, especialmente, cuando existía una infección llamada”Txuringo”. Era costumbre agradecer los nuevos oficios de la “Andra Mari” regalándole una pollita blanca.
“La talla románica de la virgen en madera policromada es una escultura exenta y sedente. Tiene una altura de poco mas de medio metro. Sostiene a su hijo en el regazo. Este, de cara sonriente, lleva en la mano un libro y con la otra hace ademán de impartir la bendición. Muy bien conservada en general. Una gotera debió caer persistentemente sobre la imagen del niño entre el pecho y el brazo que bendice. La polilla a echo presa de ella y aflora peligrosamente desde el codo a la muñeca”.
Se halla colocada en un altar lateral, al lado izquierdo.
La titular de la iglesia es nuestra señora del Rosario. Dependió del cabildo de San Bartolomé hasta el año 1830, fecha en la que Ugarte se erigió en la parroquia independiente.